LOS VALORES HUMANOS. BREVE EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Los intentos de encontrar una definición del concepto de valores humanos han tenido lugar desde tiempos remotos.
La génesis del valor humano se desprende del vocablo latín aestimable que le da significación etimológica al término primeramente sin significación filosófica. Pero con el proceso de generalización del pensamiento humano, que tiene lugar en los principales países de Europa, adquiere esta interpretación. Aunque es solo en el siglo XX cuando comienza a utilizarse el término axiología (del griego axia, valor y logos, estudio).
En un primer estadio se definieron los valores humanos tratando con absolutismo la esfera subjetiva del ser humano. Así aparece una etapa importante del nacimiento de este concepto en el pensamiento de los estoicos quienes definían a los valores humanos como toda contribución a la vida sobre la base de la razón. Se hablaba entonces de los valores de la virtud, la dignidad, la honestidad, etc., siempre desde la subjetividad humana.
Los valores fueron del interés además de representantes de la filosofía como Platón para el cual valor "es lo que da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y belleza a las cosas, etc., en una palabra es la fuente de todo ser en el hombre y fuera de él[2]
Por su parte, Aristóteles abordó en su obra el tema de la moral y las concepciones del valor que tienen los bienes. El pensamiento filosófico de los siglos XVII y XVIII donde se desarrolla el concepto de valores humanos sobre la base de que el valor de todos las cosas es su precio dado por el propio hombre, lo cual presupone la persistencia de una concepción subjetiva del término tal como lo sustenta el filósofo materialista inglés Thomas Hobbes (Primera mitad del siglo XVII).
Hasta este momento de la historia de los valores y luego en la axiología burguesa, se expresa el significado externo de los objetos para el hombre, se hace un análisis idealista subjetivo, y desde este punto de vista los valores se fetichizan o se reducen a propiedades naturales.
Otro momento que da continuidad a la evolución del concepto de valores humanos se encuentra en el pensamiento clásico alemán de finales del siglo XVIII y principios del XIX, donde este concepto se eleva sobre la noción del bien vinculándola con significaciones económicas pero siempre determinados por la posición del hombre como punto de partida, la cual le da permanencia a un enfoque subjetivista del problema.
En la segunda mitad del siglo XIX, con la agudización de las contradicciones propias de la sociedad capitalista, es cuando el
Max Scheler fue el filósofo burgués que más abordó el tema en esta etapa. Para él los valores son cualidades de orden especial que descansan en sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento de valor es una capacidad que tiene el hombre para captar los valores. Para Scheler: "el hombre es hombre porque tiene sentimiento de valor".
En igual contexto histórico se desarrollaron los clásicos del marxismo, pero no se detuvieron en el análisis de los valores, no los analizaron de forma independiente, aunque sí crearon las bases para una solución científica de este problema. Entre algunas de ellas se encuentran: un profundo análisis crítico de todo el sistema de valores de la sociedad capitalista, que sirve de fundamento para el reconocimiento de los verdaderos valores de la humanidad. El estudio del papel del factor subjetivo para el desarrollo social, esta es la base para comprender el significado de la valoración. En la teoría marxista del capital se analizan los valores económicos. La doctrina leninista acerca de la coincidencia de los valores subjetivos de clase del proletariado con las necesidades objetivas del desarrollo social. También los postulados acerca de la posibilidad de diferentes valoraciones de determinados fenómenos en dependencia de la pertenencia de clase del sujeto valorante. Estos señalamientos y postulados constituyen una guía o fundamento metodológico para la teoría marxista general de los valores.
A fines del siglo XIX y principios del XX con estos aportes del marxismo se comienza a abordar el concepto de valor sobre la base de la relación sujeto-objeto, de la correlación entre lo material y lo ideal. De ahí que la filosofía marxista leninista establezca el análisis objetivo de los valores, a partir del principio del "determinismo aplicado a la vida social, donde se gesta el valor y las dimensiones valorativas de la realidad", es decir, esa capacidad que poseen los objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana.
Los valores surgen en la relación práctico - objetal y no en el simple conocimiento de las cosas por el hombre. Son el resultado de la actividad práctica del hombre.
Si bien es cierto que las necesidades del hombre desempeñan un papel importante en el surgimiento de los valores, no implica que la actividad subjetiva haga que los valores sean también subjetivos pues están determinados por la sociedad y no por un individuo aislado.
En valor también pueden convertirse determinadas formaciones espirituales las ideas, las teorías. Pero aún estos fenómenos espirituales siendo subjetivos por su existencia, sólo se convierten en valor en la medida en que se correspondan con las tendencias del desarrollo social.
De tal forma los valores no existen fuera de las relaciones sociales, de la sociedad y el hombre. El valor es un concepto que por un lado expresa las necesidades cambiantes del hombre y por otro fija la significación positiva de los fenómenos naturales y sociales para la existencia y desarrollo de la sociedad.
De acuerdo con este análisis que hiciera el filósofo cubano José Ramón Fabelo en su tesis de doctorado, se considera que los valores son objetivos, pues expresan las necesidades objetivas de la sociedad, expresión de las tendencias reales del desarrollo social, son un resultado de las necesidades históricas.
1.2 QUE ENTENDER POR VALORES HUMANOS
Entre los distintos intentos por ofrecer una definición de valores humanos aparecer diversos investigadores y estudiosos del tema, donde aportan definiciones desde las más simples hasta las más generales.
Zaira Rodríguez aborda los valores con una diferenciación entre los valores de las cosas (valores objetivos) y valores de la conciencia (valores subjetivos). Para esta autora los valores como objetos o determinaciones espirituales no son otra cosa que la expresión concentrada de las relaciones sociales.[3]" Por lo que finalmente los valores tienen un carácter objetivo.
En la actualidad, las condiciones se han trasformado, han cambiado. De ahí que el pensamiento filosófico capte las actuales condiciones, confirme así el carácter histórico concreto del valor, y ofrezca nuevas tesis.
Es importante considerar la idea de A. Hart cuando expresó "hablar de valores en Cuba es pensar en el siglo XXI"
Según González Rey, "los valores son todos los motivos que se constituyen, se configuran, en el proceso de socialización del hombre (...) Un valor se instaura a nivel psicológico de dos formas: los valores formales, que regulan el comportamiento del hombre ante situaciones de presión o control externos, y creo que no son los que debemos formar, y los valores personalizados , expresión legítima y auténtica del sujeto que los asume, y que son, en mi opinión, los valores que debemos fomentar...[4]
Hay que reconocer que existen valores universales propios de todos los seres humanos y esos valores poseen las características propias de una generación; y de un lugar específico del mundo. Por eso el estado de los valores humanos se determinan por la relación que existe entre rasgos comunes a todo ser humano y rasgos específicos propios de una época y de una situación social dada.
El mundo de hoy inmerso en profundas crisis económicas, políticas, financieras y sociales retoma un nuevo redimensionamiento de los valores humanos, pero es necesario primeramente, identificarlos y determinar cuál es el contenido de ellos en la generación de hoy, en correspondencia con las condiciones en que se vive. Esa es la tarea que se tiene planteada en estos momentos para poner en el lugar que le corresponde, para perfeccionar su actitud y para hacerlo más efectivo en su papel.
Es necesario aclarar que el valor humano depende en lo fundamental del medio social en que se desenvuelve el hombre, porque se relaciona con la forma en que se asimilan esas condiciones sociales. De ahí que hay que preparar al hombre para que responda al medio social en que vive y esto está estrechamente relacionado con los valores humanos.
Según Milton Rokeach, profesor de la
Aquí se demuestra el carácter estable y duradero de los valores formados en las personas. Advierte que a cada valor le corresponde un antivalor que son los que hay que combatir.
El caso de José María García Guzmán, Catedrático de Filosofía del Instituto de Bachillerato Velásquez de
"A lo que más se parece el concepto de "valores" es al de "fines", entendido éstos como la causalidad que produce cualquier actividad esencial de los sujetos dinámicos"[6].
Otra interesante interpretación la hace el Dr. Antonio Pascual Acosta, Consejero de educación y ciencia de la Junta de Andalucía quien define los valores humanos como:
"Ideales que actúan al modo de causas finales, esto es, son, por una parte, el
Al tomar en cuenta estos elementos se puede entender por valores humanos y se coincide con el criterio que ofrece el filósofo cubano José Ramón Fabelo Corso al afirmar que:
"Valor humano es la significación socialmente positiva que poseen los fenómenos y objetos de la realidad, no cualquier significación, sino aquella que juega un papel positivo en el desarrollo de la sociedad"[8].
Para conducirse con mayor éxito al estudio de los valores humanos es importante, no solo precisar que son, sino que se hace necesario ilustrar y desarrollar algunas afirmaciones que aparecen, como las relacionadas que cuando se habla valores hay que evitar el trabajo hacia valores aislados, es por ello que asumiendo la comprensión del Dr, Cándido Aguilar, profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de Camaguey, cuando afirma que:
1.3 EL CONCEPTO DE SISTEMA DE VALORES.
El fortalecimiento de la formación de valores deberá comprenderse sobre la base del principio de que hay que tributar a conjunto de valores, es decir, no se debe trabajar hacia valores aislados. Esta consideración se desprende de la idea rectora de que los componentes de los valores se complementan mutuamente y al expresarse en acciones interactúan entre si.
La concepción de un sistema de influencias educativas y de estrategias de intervención para la formación de la personalidad exige la determinación del sistema de valores humanos sobre el cual se debe erigir la labor formativa de ese proyecto; se trata de que hay que seleccionar tales o cuales valores y sobre la base de sus principales componentes determinar las acciones que conforman el plan.
Es obvio suponer que al analizar el concepto de sistema de valores humanos nos encontramos con el problema de que la significación social del medio exterior puede ser tan extensa y tan variada que haría infinita la lista de valores que puede asimilar la formación del individuo. Por lo tanto, la determinación de un sistema de valores solo se podrá lograr a través de la jerarquización que se haga de un grupo de ellos tomados de esa infinitud que presupone la significación social del medio exterior. En tal sentido se puede aceptar una definición del concepto sistema de valores en los siguientes términos: "Sistema de valores humanos es el conjunto de aquellos valores que se jerarquizan en la significación social de la realidad producto del lugar y del momento en que se desarrolla el individuo".
Se pudiera destacar como dimensiones de este concepto a los siguientes elementos:
1ro.-La jerarquización de determinados valores tomados del conjunto de la significación social del medio exterior.
2do.-Las particularidades del desenvolvimiento del individuo en un lugar determinado.
3ro.-Las condiciones del momento en que se despliega el individuo en el conjunto de las relaciones sociales.
El problema de jerarquización de valores implica tener en cuenta, por una parte, las condiciones del medio exterior que circundan al individuo y, por otra parte, los intereses que se mueven en ese individuo al asimilar ese mundo exterior. Esto significa que la determinación de un sistema de valores tiene en cuenta un momento objetivo determinado por las condiciones del medio en que se desenvuelve el individuo y un momento subjetivo determinado por la deseabilidad del valor, es decir, la conciencia de su necesidad por el individuo.
1.4 EL CONCEPTO DE COMPONENTES DE LOS VALORES HUMANOS.
El fortalecimiento de la formación de valores humanos y la educación en valores en general, exigen la determinación de los componentes principales de cada valor del sistema elegido, a partir de las características del medio social en el que se inserta el individuo en un momento y en un lugar determinado y de sus intereses vitales.
Determinar los componentes de los valores humanos presupone encontrar aquellos elementos fundamentales de los cuales está compuesto cada valor en un contexto social dado que permiten precisar las acciones que contribuyan al fortalecimiento y consolidación de esos valores en la personalidad.
La elección de las tareas de un sistema de influencias educativas y de una
Una definición conceptual del término componentes de los valores humanos que puede ayudar a concretar la tarea de la educación en valores puede ser la siguiente: "Componentes de los valores humanos son aquellos elementos fundamentales que permiten conformar cada valor a partir de las características del medio exterior que circundan al individuo y de sus intereses vitales, con los cuales se pueden concretar las acciones que tributan a la formación de la personalidad"(15).
Las dimensiones de este concepto se pueden apreciar en los siguientes elementos:
1ro.- La determinación de los elementos principales que conforman cada valor humano.
2do.- La determinación de los componentes a partir de las características del medio que circunda al individuo y de sus intereses vitales
3ro.- La determinación de los componentes que permitan encontrar las acciones que tributan al fortalecimiento de los valores.
La concepción de componentes de los valores humanos nos pone en condiciones de asumir la estructura interna de los valores, en el que la definición de sus elementos no debe olvidar el enfoque sistémico, el cual presupone la necesaria relación que se debe establecer entre dichos elementos.
De lo anterior se desprende la idea de que no podemos decidir componentes aislados del valor sino la integración de elementos que lo lleven a su conformación como tal. Precisamente en esto radica la importancia metodológica de trabajar el fortalecimiento de valores sobre la base del esclarecimiento de sus componentes principales.
1.5 CONCEPTO DE BANCO DE VALORES.
Para poder realizar la jerarquización de aquellos valores que más directamente responden a las condiciones de época y de lugar en que se desarrolla el individuo se hace necesario disponer de una fuente de valores potenciales que tipifiquen el perfil humano en determinadas condiciones sociales. Por ello, es sugerente trabajar en la confección del banco de valores, término que pudiera definirse como "la caracterización de todos aquellos valores potenciales que pueden conformar el modelo del perfil humano que tipifica al individuo en el momento y en el lugar en que despliega sus relaciones sociales[9]
La conformación de los bancos de valores constituye un tipo de trabajo metodológico que se sustenta en el estudio de caracterización de las etapas del desarrollo del individuo que condiciona el papel de los distintos tipos y niveles de enseñanza en el proceso de fortalecimiento de valores, haciendo énfasis en el papel de las disciplinas y las asignaturas dentro de la estructura curricular y de la precisión de los objetivos de las actividades extracurriculares.
Es muy importante asumir el criterio de potencialidad de los valores humanos, que de hecho constituye el elemento principal de la dimensión humana, la cual nos brinda la riqueza de significación social donde se identifican los valores. Por su parte, ese estado potencial debe reflejar lo más acertadamente posible el
Sin dudas que no son estas las únicas clasificaciones o agrupaciones de valores que existen, pero son entre otras las más trabajadas por la educación cubana en todas las enseñanzas.
1.6 EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN EN VALORES.
En las terminologías, fundamentalmente pedagógicas contemporáneas, se hace común la utilización del concepto educación en valores. Resulta evidente que el uso de este término ofrece ciertas ventajas al promover la dependencia mutua entre educación y valores. Es obvio suponer que cualquier influencia educativa conlleva, de alguna manera, a tener presente el fortalecimiento de valores, pero no siempre se hace consciente desde el punto de vista conceptual para establecer las previsiones de la concepción del proceso educativo. Por ello, el hecho de asumir un concepto que estimule o conscientice el nexo existente entre educación y valores constituye un importante paso en la prioridad que adquiere el enfoque de los valores dentro del proceso educativo. En tal sentido es recomendable trabajar con el siguiente concepto: "La educación en valores es la concepción de toda actividad educativa sustentada en una plataforma de valores humanos esenciales que respondan a las condiciones de época y lugar en que tiene lugar el proceso de formación del individuo".
El esclarecimiento conceptual del término educación en valores nos pone en condiciones de poder concretar con mayor precisión el contenido de las influencias educativas, ya que plantea la exigencia de tomar en consideración determinados valores humanos como sostén de cualquier actividad educativa.
Es por ello que los Valores Humanos se encuentran históricamente condicionados por las situaciones objetivas que atraviesan las sociedades, lo que provoca que los mismos y su estado constituyan un reflejo de la sociedad que les da cabida. Esto fundamenta el hecho de que en períodos donde las sociedades atraviesan crisis, se produzca un reflejo de las mismas en el sistema de valores que les corresponde.
1.7 LA FORMACIÓN DE VALORES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO.
La formación de valores no puede asumirse a través de zonas o grados escolares aislados, aunque tengamos que reconocer que pude poseer especificidades propias en distintos niveles de enseñanza y edades. Se trata, por tanto, de un proceso que se debe iniciar en la familia y extender con marcadas fuerzas a las instituciones educativas, donde el niño comienza a apreciar y percibir sentimientos y valores elementales de convivencia grupal y social de acuerdo con sus años de vida.
Hay que desarrollarlo en todos los niveles de enseñanza, transitando desde la educación infantil hacia la educación superior. Se debe acrecentar notablemente en este último, de manera que cada nivel de enseñanza cumpla con el deber que le corresponde, considerando el nivel de profundidad requerido.
Pero es más bien un proceso que se extiende como tendencia a toda la vida del hombre, pues éste siempre está abierto a influencias positivas o negativas sin excluir, claro está, la incidencia de modelos-padres, maestros, figuras políticas, pensadores – y el decisivo aporte del arte, la literatura y los múltiples medios de comunicación masiva en su conjunto. Estos últimos se convierten en trasmisores y modeladores de un estilo específico de vida.
La formación de valores posee una gran significación en el campo de la educación, por constituir uno de los principios objetivos de este proceso de desarrollo moral de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; desarrollo que aunque problemático y no exento de contradicciones debe producirse en los marcos de correspondencia con los principales valores de nuestro proyectos social. Es por ello que resultan indispensable defender una manera específica de ser y pensar, y con ello el conjunto de valores e ideales que identifica al pueblo: la libertad, la democracia y la ética que ha permitido realizar a lo largo de más de un siglo, la extraordinaria hazaña de una Revolución con los pobres de la Tierra.
La educación en valores no es algo nuevo en el ámbito educativo, ni debe verse necesariamente como algo añadido, o como una simple orientación más que se convierte en algo externo y formal; no pueden entenderse solo como un tema más sino como toda una proyección estratégica de la escuela cubana actual. Su importancia es, por tanto, de ayer, de hoy y de siempre; y su urgencia actual se debe, entre otras razones, a las difíciles condiciones coyunturales en que se desenvuelve nuestro proyecto histórico. Es por ello que su imperiosa necesidad no puede confundirse con un llamado del momento actual, o una simple consigna, pues su imprescindible valía debe asumirse como parte consustancial y de encauzamiento del trabajo docente-educativo, incluido el sistema de educación superior cubano.
En este caso específico, la coherencia y claridad son fundamentales a la hora de formar los valores deseados en el curso actual de nuestros proyectos social. Ello deviene algo esencial para nuestro proceso educativo. La adhesión del sujeto humano es el fundamento de todo valor. Por eso, la educación en valores no es solo vital para el estudiantado, sino también, en mi opinión, para profesores y otros sectores, así como entidades sociales implicados en ese quehacer.
No por gusto algunos autores hablan de la "educación de los educadores", rescatando, dando sentido y fuerza a la idea de que el profesor necesitan también ser educado, es decir, formado.
Trabajar desde lo educativo para que el maestro alcance una profunda formación cultural, política-ideológica y moral es también educar en el ámbito de los valores más relevantes para nuestra sociedad.
Así se torna imprescindible que el hombre, llámese educador,
No es extraño entonces afirmar que los valores han sido, son y continuarán siendo soportes imprescindibles para un adecuado desarrollo y funcionamiento de la sociedad humana. Sin embargo cuando estos valores no pasan a formar parte de los componentes de la personalidad, se produce una regulación externa y la conducta moral presenta un carácter formal. Muy vinculado a esta situación aparece el problema de la doble moralidad, dañino fenómeno comportamental que afecta tanto el funcionamiento del individuo en términos concretos, como a la sociedad en su conjunto.
De ahí el significado de formar valores de notable incidencia en la comunidad universitaria y de vital importancia para la vida espiritual de la nación cubana. En este proceso interviene con peculiar significación la fuerza del pensamiento creador que sean capaces de trasmitir los profesores
Cabe, sin embargo, recordar que la labor educativa debe involucrar un ambiente apropiado, de ejemplaridad y acción individuales. Es una obra en la cual la familia, la escuela, los educadores, los educandos y los demás elementos devienen condición indispensable de este proceso, si es que se quiere lograr algo más que una simple capacitación y no un formalismo en este sentido. No por gusto en el libro Educar en la Posmodernidad se insiste en que el descubrimiento, la incorporación y la realización de los valores constituyen tres fundamentos básicos del trabajo en esa esfera.
Quienes participan en este proceso necesitan asumir estos valores emocionalmente. Ello significa que estos no pueden imponerse sino interiorizarse como algo atractivo y útil. De lo que se trata es de propiciar un ambiente desde el ámbito educativo y familiar que favorezca alternativas, es decir, cree un clima facilitador de la experiencia de autoapropiación que caracteriza la tarea de autenticación humana y que implica necesariamente fundamentación y futuro.
Cuando se intenta formar hábitos de conductas, valores y normas elementales de convivencia, como las buenas maneras y costumbres, solidaridad y respecto, se está trabajando no solo para el presente, sino también para el futuro.
El sistema educacional en su conjunto debe preparar al estudiante en el difícil camino de cómo afrontar diversos problemas que se presentan en el transcurso de la vida, los cuales se puede predecir sobre la base de un mejor planeamiento de la propia labor educativa. Incluso se puede propiciar un aprendizaje de esta naturaleza, dirigido a que el alumno pueda apropiarse de valores como la honestidad, la verdad, la prosperidad y la plenitud de la propia vida, así como de otros valores que son elementales para el normal funcionamiento de la sociedad.
Todo esto se puede enseñar por medio de los conocimientos que la Universidad puede trasmitir de manera indirecta y que no está plasmado necesariamente en los programas de estudio.
1.8 LA FORMACIÓN DE VALORES ANTE LOS DESAFIOS DE LOS
No pocos estudiosos coinciden en que vivimos en una época de falta de sentido, criterio que se difunde rápidamente.
No se puede perder de vista que en el actual mundo unipolar al que hoy asistimos se perfila, cada vez más, la decadencia moral y se ponen en crisis valores humanos universales que han sido conquistas históricas del progreso moral de la humanidad.
No hay duda de que estamos en tiempos en que estos fenómenos de orden negativo asaltan y se hacen sentir por doquier. Sin embargo, esta situación no quiere decir que se dejen de formar valores, pues un factor esencial sigue y tendrá que seguir siendo el hombre y su formación en sus múltiples elementos.
Es cierto, también, y esto es de vital importancia, que el mundo vive en una crisis de valores en la que Cuba se inserta con sus propias peculiaridades.
No son pocos los autores y personas comunes que hablan del fin del bien y del mal, y niegan su significado como categorías axiológicas, elogian el nihilismo y se pronuncian en contra de las normas sociales. Otros únicamente le conceden valor a aquellas normas que poseen un sentido humano-universal. Hay quienes piensan que las normas se aplican atendiendo a criterios muy rígidos, externos, a exceso de moralización, y por la influencia del temor y al qué dirán.
En este proceso existen aquellos que o bien justifican esta situación condenando toda forma de esperanza y de entusiasmo, o se declaran contrarios, refiriéndose al absurdo de contenidos como norma, ideales y valores. Otra cuestión esencial es no querer tomar en cuenta la incidencia de la esfera axiológica y apoyarse en el supuesto de que las necesidades y las formas de conducta de índole más elevada son aprendidas y carecen de base genética.
En este sentido, los científicos conductistas y ahora los posmodernos, entre otros, han rechazado el estudio de los valores en la medida en que tal punto de vista no va de acuerdo con los datos observables y carecería de pertinencia científica. El solo hecho de no considerar la posibilidad de
Sin fin ético, una sociedad tendrá que conformarse con hombres como Eichmann y Hitler, bombas atómicas y cuestiones por el estilo.
En lugar del relativismo ético-cultural, se sugiere que existen normas básicas que trascienden a toda la especie humana las que deben permitir que esta viva a plenitud.
Sin tales pautas simplemente faltaría base para someter a crítica ideas fascistas, reaccionarias y antiéticas.
La ciencia es también un tipo específico de valor social y moral, en tanto es de utilidad para algo y se pone al servicio de alguien. Como dice
"El discurso ético (.) ha de adaptarse a las necesidades y carencias de los tiempos y las sensibilidades"[10].
La ética tal como surgió en la pérdida y en el novum, es siempre una respuesta vital, una modalidad de supervivencia, una más plena producción de existencia que tiende a la felicidad. Hoy es como si ella se encontrara en un punto crucial de su evolución: sobrevivirá y progresará si sabe hacer la elección justa, encontrar el punto de contacto ente su naturaleza, su historia y la respuesta del ambiente en el que vive. Si racional es lo que mantiene la promesa, elecciones racionales serán aquellas que eviten la devastación, no eliminando el progreso moral ya realizado.
Todas estas reacciones son expresiones del descontento de una sociedad que –con motivos fundados- tiene miedo del proceso histórico actual.
Por tanto, es perfectamente comprensible que para nada sirve elogiar la indiferencia en esta esfera de vital importancia para el hombre, pues una sociedad no puede vivir sin valores; es justamente por esta razón que los produce. Esto precisamente explica que "mientras haya humanidad, mientras haya historia, habrá también desarrollo axiológico".
Valores como la consagración, la modestia, la dignidad, el sentido de la
En el ámbito educativo hay que estar atentos a las sugerencias desmovilizadoras que emanen de ideologías vacías de contenido como el posmodernismo, pues de un tiempo a la fecha cada vez más estudiosos del tema han enfocado su reflexión hacia el clima de desengaño, que para muchos ha devenido el fracaso del proyecto optimista de la modernidad, cuyas cosmovisiones, apoyadas en la idea del progreso indefinido del hombre por su poder mismo, plantearon un mejor e inmediato futuro.
En el ámbito de la reflexión ética, su regla suprema es : " Se vale lo que me agrada, no se vale lo que no me agrada. Nada está prohibido".
Como bien puede comprenderse, dice Armando Hart:
(.) la degradación ética está en el vórtice del drama posmoderno, se observa en el caos intelectual de la sociedad internacional contemporánea, en la tendencia a la fragmentación y la atomización espiritual del hombre que se esconde tras la ilusión globalizadota[11]
El punto de partida de la conducta es la razón integrada por la inteligencia y la voluntad. La franja de salida es justamente el otro. Por eso, entre otras tantas razones, no se puede vivir sin normas de conducta.
No obstante, la fundamentación de la moral requiere de unos valores y principios básicos, y hoy precisamente se da con frecuencia la siguiente confusión: una cosa es no tener tabúes, que es algo que debemos valorar como positivo, y otra es no tener principios, que se conoce como negativo. Esto significa que si todo está permitido, si todo vale, nos dirigimos a instaurar una sociedad dominada por la indecencia, la insensibilidad, la prevalencia de hacer notar lo último en materia de un vulgar hedonismo, omitir valores como el decoro, el humanitarismo, el civismo, etcétera. En definitiva nos dirigimos hacia el caos, según el criterio de un conjunto de autores contemporáneos.
Asumir en términos conductuales estas sugerencias desmovilizadoras, significan algo imposible, pues tornarían simplemente la vida insoportable, inviable en términos de comportamiento humano, moral. Uno mismo y los otros dejamos de ser personas para convertirnos en cosas, para materializarnos.
La intensidad que la vía moderna requiere se diluye y somete a las banalidades que piden paso. Los argumentos biográficos se invierten ya no poseen el sentido de antes, pues falla la base, es decir, la coherencia interior. Entonces se aspira a formas de felicidad inmediata, externas, como el bienestar, el nivel de vida, el tener y acumular, etcétera. Es este un congelante escepticismo emanado de un conjunto de autores posmodernos, que se convierte en un rasgo o indicador de vacío moral, de crisis valorativa en los tiempos que corren.
Por eso este embate que ha experimentado el mundo conduce a la necesidad imperiosa de una redefinición continua de lo que se considera esencial, es decir, de una búsqueda de aquello que tienen valor por sí mismo y de aquello que se convierte en medio adecuado para lograrlo. En cierto modo, podría afirmarse que lo que caracteriza a nuestra época es precisamente la búsqueda de lo que tiene valor.
No es menos ciertos que la crisis de valores que hoy tipifica a este período, que debe ser comprendida, se debe a una búsqueda constante de lo nuevo, que nace del vertiginoso y ascendente progreso científico-técnico y económico, y a su vez de la fragilidad de aquellas cosas que hasta ayer se juzgaban esenciales, y que frente a la prueba suprema del tiempo hoy no superan el examen actual.
Este proceso transcurre por distintas vías, es decir, por el estímulo en describir cosas que poseen valor por si mismas, y por la necesidad de ver el carácter cambiante de algunos valores que ya no resisten la prueba de los nuevos tiempos y se hace necesaria su sustitución por otros. Esta última idea expresa claramente la dialéctica y metamorfosis que se produce al interactuar viejos valores con otros que surgen motivados por un incesante redimensionamiento de valores que contectualizan entornos sociales y épocas. Esto no niega que hay valores universales, que deben existir siempre, que deben caracterizar el carácter esencialmente humano del hombre, pero también hay que comprender que el hombre es un ser histórico, producto de una época y de un lugar en la historia, por lo que siempre tendrán que surgir nuevos valores humanos.
1.9 EL PROCESO DE FORMACIÓN DE LOS VALORES EN LAS
"La formación de valores en las Universidades cubanas, es un fenómeno complejo que depende de multitud de variables entre las que se encuentran:
Las creencias y valores de sus fundadores. Toda organización surge de un impulso fundamental a partir de una idea y unos principios de acción más o menos implícitos. La consecución de recursos financieros, materiales y humanos para llevar a cabo dicha idea es un paso posterior.
Las creencias y valores de la dirección actual de la Universidad. La dirección de la Universidad, en un momento dado, puede pretender perpetuar, revitalizar o incluso modificar radicalmente las creencias y valores de su fundador, debiendo gestionar adecuadamente el conflicto entre lo tradicional y lo moderno.
Las creencias y valores de los
estudiantes . Como ya hemos comentado la mayor fuerza formadora de creencias y valores en los estudiantes está, sin duda alguna, constituida por los sistemas de influencias educativas existente.La formación y la influencia de los factores del territorio así como, del nivel superior de dirección. Naturalmente, un mecanismo esencial para modificar creencias y valores es la formación. El verdadero aprendizaje radica en el desaprendizaje de creencias y la incorporación de otras nuevas.
Normativas legales existentes. La legislación laboral, medioambiental, economía, educacional, etc, de cada país también influye significativamente sobre las creencias y valores de sus Universidades.
Los valores sociales de cada momento histórico. A principios del siglo XX, los valores sociales predominantes en los países desarrollados no eran los mismos que los actuales, y éstos no tienen porqué ser los mismo que los futuros.
La tradición cultural de cada sociedad. Existe una influencia mutua entre los valores sociales y los valores organizacionales.
Los resultados de la Universidad. Es de destacar que los sistemas de creencias y valores de la Universidad se retroalimentan en función de sus resultados.
Lo anterior apunta del carácter sistémico con que deben verse y trabajarse todo el sistema de influencias educativas que contribuyen al fortalecimiento de valores que deben caracterizar al que trabaja en las Universidades cubanas.
1.10 IMPORTANCIA DE LOS VALORES
La importancia de los valores radica en que se convierte en un elemento motivador de las acciones y del comportamiento humano, define el carácter fundamental y definitivo de la organización, crea un sentido de identidad del personal con la organización. Son importantes porque describen lo que es primordial para sus implicados, porque identifican los resultados que la mayoría espera, guían nuestras actuaciones y determinan si nuestras organización tendrá éxito. También lo son porque, cuando los valores están en línea obtenemos varios beneficios como son: moral alta, confianza, colaboración, productividad, éxito y resultados. Por lo tanto, los valores son formulados, enseñados y asumidos dentro de una realidad concreta y no como entes absolutos en un contexto social, representando una opción con bases ideológicas con las bases sociales y culturales. Los valores deben ser claros, iguales compartidos y aceptados por todos los miembros y niveles de la organización, para que exista un criterio unificado que compacte y fortalezca los intereses de todos los miembros con la organización"[12].
Se hace necesario entonces educar en una ética transformadora que permita alinear el comportamiento humano entorno a un conjunto de valores que encierren las principales aspiraciones que pretenden alcanzar las organizaciones educativas.
Al fundamentar la necesidad del desarrollo de una ética humanista en la sociedad el investigador Fidel Izquierdo señala:
"Debemos educar en un humanismo cuyo contenido fundamental radique en el amor al ser humano, en la sensibilidad, en la generosidad, en la preocupación por el otro, en la ayuda mutua y en la solidaridad. Educar en un humanismo que sea noble y abierto y a la vez exigente e intransigente con las faltas y las debilidades, donde el hombre es más preciado[13]Por ello es preciso señalar los límites en que se desea formar esa ética.
1.11 DE QUÉ ÉTICA HABLAMOS
Es cierto que en la compresión del saber ético se han manifestado distintos puntos de vista. Uno bastante generalizado que es el que asume que el discurso ético es retórico y no lógico racional. En este sentido se ha insistido en que la ética tiene un ámbito propio que concierne más a lo que debe ser que a lo que es. Sin embargo, este modo de comprender esta disciplina tiende a concebirla desde una sola dirección filosófica. Modo un tanto absoluto, pues la convierte en parte del saber filosófico que se ocupa solo de lo que debe hacerse y no de lo que prácticamente hacemos, estudiando de este modo, la conducta humana bajo un punto de vista normativo.
No es posible olvidar que en la comprensión de la moral e, incluso, de sus principios, normas, valores, así como de la propia estructura de la ética, se vinculan o entrecruzan elementos cognitivos, axiológicos, deontológico, prescriptivos y formativos que hacen difícil llegar a una definición concluyente de cómo comprender estos conceptos, sus interacciones y diferencias fundamentales. Por eso, posee razón Esperanza Guisán cuando dice que no hay una única respuesta con respecto a este saber, esto es, no existe una ética (como posiblemente no exista una historia, ni una sociología, ni una medicina), sino diversos e incluso antagónicos puntos de vista acerca de esta disciplina.
A su vez, la ética describe, fundamenta, prescribe y enseña, cumpliendo de este modo una importante función crítica y valorativa con respecto a la moral socialmente establecida.
La moral, como vínculo humano, incuestionable valía para un comportamiento virtuoso, es no solo como se dice en ocasiones, un conjunto de actos, hechos y acciones, sino también una determinada explicación de ellos, Por eso, la moral cumple también una importante función epistémica.
Cuando se argumenta que una de las tareas fundamentales de la ética es enseñar la moral, se está aludiendo también a la necesidad social de formar determinadas concepciones. Principios. Normas y valores morales. Es cierto lo que afirma Victoria Campus: pese a Musil y a los profetas de la posmodernidad, no podemos aceptar la idea de un hombre "sin cualidades".
Por eso es difícil renunciar al aspecto formativo de esta disciplina. No por gusto, algún pensador dijo en su momento que la ética que no ayuda a las personas a ser mejores en el orden moral y humano es tan inútil como un medicamento que no cura. Esta es precisamente una idea que cobra un significado de vital importancia en la obra de Esperanza Guisán. "A diferencia de lo que pensaba G. E. Moore, para quien la ética debería ocuparse simplemente de los buenos razonamientos más que de las buenas causas, a la ética le preocupan de modo semejante las buenas razones las buenas causas y la buena gente.
No hay por qué olvidar que las normas y valores se encuentran en un proceso de génesis, desarrollo y caducidad, lo cual demuestra que el desarrollo moral es un proceso contradictorio y por ende dialéctico. No es menos cierto que una reflexión ética realista no puede reducirse a la mera descripciónde las reglas de conductas, sino que por el contrario, supone el estudio de los cambios reales que se operan en la esfera de las relaciones morales: extinción de viejas normas y nacimiento de otras nuevas que paulatinamente comienzan a afianzarse, como necesidad de oxigenar algunas pautas y valores que por distintos motivos han perdido potencialidades reales para seguir regulando el comportamiento moral de los seres humanos.
Es cierto que el propio desarrollo de la moral, de sus principios, normas, ideales, valores e incluso de la propia ética, comprendiendo como disciplina filosófica, "lleva consigo necesariamente , de modo paralelo, un desarrollo intelectual, mental, conceptual, lógico, como ingrediente necesario pero nunca suficiente (.), aunque se han producido cambios de enfoque epistemológico en este saber de conciencia crítica más desarrollada, a convertirse en el núcleo en torno al cual ha de gravitar todo el proceso de producción cultural, científica y educativa, todo el proceso de ordenamiento político y jurídico[14]
Se aprende no solo de los libros escritos, de películas, también del comportamiento de las personas en su relación con las demás. Por eso, se hace necesario evaluar las conductas y actitudes de los estudiantes y trabajadores de la sede e identificar factores que los afectan.
Pero para ello, es evidente que se debe estar teórica y conceptualmente preparado para poder ofrecer juicios de valor sobre los actos y comportamientos humanos. Esto es posible si se estudian y se conocen las características que poseen los valores humanos.
1.12 CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES
"¿Qué hace que algo sea valioso?. La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece que los valores expresan:
(a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz que el de la verdad.
(b) Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
(c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.
(d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
(e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; Todo valor conlleva un contravalor.
(f) Jerarquía: Hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
(g) Trascendencia: Los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.
(h) Dinamismo: Los valores se transforman con las épocas.
(i) Aplicabilidad: Los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona. (j) Complejidad: Los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones[15]
Se coincide con esta precisión al considerar también que esas características son evidencia en la práctica cotidiana de los seres humanos y que expresan la concepción, el fundamento y la dinámica de los valores en su evolución y desarrollo. Es muy importante considerar a la hora de analizar la problemática de los valores en cualquier organización estas características, fundamentalmente porque pueden jerarquizarse, son afectados por diferentes causas que hay que identificar y tratar, que a cada valor le corresponde un antivalor y su carácter flexible al poseer significación positiva en una época y cambiar o perderla en otra. Pero no solo cambian de significación de una época a otra, sino también de una organización social,
Es importante cuestionarse, ¿Cómo valora el ser humano? ¿Cómo expresa sus valoraciones? El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano.
Es vital, a la hora de trabajar con las clasificaciones de valores considerar las formas en que el hombre percibe y valora la realidad, cómo se apropia de los mismos y entonces se estará en mejores condiciones de encausas su tratamiento.
ACERCA DE LA CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES
Dentro de la diversidad de puntos de arranques parece más apropiada la idea de que los retos de desarrollo a que se somete el hombre en cada momento y en cada lugar dimensiona sus valores y visualiza las distintas esferas en que éstos se pueden identificar. Es aquí donde aparece la necesidad de prestar
" Cómo se clasifican los valores?, ¿Cuáles tipos de valores existen? No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas.
Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales. La jerarquía de valores según Scheler (1941) incluye: (a) valores de lo agradable y lo desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad, y (d) valores religiosos: lo santo y lo profano.
La clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos (Frondizi, 1972); o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios (intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales).
Rokeach (1973) formuló valores instrumentales o relacionados con modos de conducta (valores morales) y valores terminales o referidos a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad, bien común).
La clasificación detallada que ofrece Marín Ibáñez (1976) diferencia seis grupos: (a) Valores técnicos, económicos y
También en Cuba se está utilizando una clasificación que tiene que ver con el estado de los valores en los momentos iniciales y terminales del proceso de transformación en los llamados valores de entrada y valores de salida.
Se toma como referente la siguiente tipología de valores[17]
Valores éticos- morales:
Son aquellos que orientan al hombre hacia la consecución de sus concepciones, ideas, metas, propósitos, aspiraciones y fines prácticos, mediante la regulación de su conducta en los diversos planos de su actividad que puede ser en lo individual, en lo colectivo o en lo social propiamente dicho. Son valores que permiten captar la actividad humana desde el ángulo del significado social de sus resultados. Ejemplos de estos valores pueden ser:
La honestidad.
La dignidad.
La sensibilidad.
La solidaridad.
La fidelidad, etc.
Valores Ideo Políticos:
Son aquellos valores que ponen de manifiesto el significado social de la pertenencia a un grupo social determinado, desde el cual el hombre despliega su actividad como ser humano. Esta actividad constituye el conjunto de acciones que desarrolla el hombre como miembro de una clase social, donde se propone transformar tanto material como espiritualmente la realidad, en correspondencia con determinados intereses, necesidades y objetivos de esa clase a la cual pertenece. Dentro de estos valores se pueden destacar los siguientes:
- Patriotismo.
Firmeza ideológica.
Justicia social.
Sentido de pertenencia ideológica.
Sentido del deber ideológico, etc.
Valores profesionales:
Son aquellos valores que expresan la repercusión social del ejercicio de las profesiones como resultado de la actividad humana. Se trata de la generalización de las significaciones sociales desde una rama determinada del conocimiento concebida como conocimiento científico. Como parte de estos valores se pueden señalar los siguientes:
Potencialidad creadora positiva.
Sentido conceptual adecuado.
Sentido transformador justo.
Responsabilidad científico tecnológica.
Integralidad científica.
Valores estéticos:
Son aquellos valores que contienen en si las formas de apropiación práctico espiritual de la realidad por el hombre como manifestación de su actividad humana. Siendo la actividad estética un fenómeno asociado al reflejo emocional metafórico y sugestivo de la realidad por el hombre, produce determinados mensajes espirituales de la realidad. Cuando estos mensajes adquieren el carácter de significaciones sociales positivas entonces se comportan como valores humanos. Algunos de ellos pudieran ser:
Sentido justo de la belleza.
Adecuado dimensionamiento de la armonía.
Correcta interpretación de la tragedia.
Uso adecuado del humor.
Inspiración positiva de la creación."[18]
De acuerdo con el escenario político, de limitaciones en lo económico y en lo social tanto los valores ideo políticos como los ético morales adquieren un tratamiento y una significación especial para tomarlos como referencia para las practicas sociales. Estos son por su importancia valores que siempre se comparten por el pueblo, pues han servido de guía a muchas generaciones de cubanos y potenciados por la limpia y transparente obra de nuestra Revolución y nuestro líder indiscutible y para todos los tiempos, Fidel.
Esther Baxter Pérez en su libro: "La formación de valores, una tarea pedagógica", ofrece una comprensión general de los valores esenciales del socialismo, los cuales son: la paz, la justicia social, la libertad, la responsabilidad, el trabajo creador, el colectivismo y la ayuda mutua, el patriotismo socialista, el internacionalismo, la solidaridad y la disciplina.[19] . Como se observa se plantea una relación de valores tomando como base el sistema social característico de nuestro país.
En esta misma línea se encuentran otras argumentaciones donde se destacan los valores fundamentales que a través de la historia han caracterizado al pueblo cubano sin negar los anteriormente citados.
El Ingeniero Miguel Angel López Vega y el Lic. José Raúl Peña Sandoval , profesores de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Unidad Culhuacán,
Valores de acción | Valores de contemplación | Valores Biológicos | Valores sociales | Valores de relación |
Intelectuales Económicos Morales | Espirituales Estéticos Emocionales | De salud Alimentación Habitación Vestido | De la persona Familiares Institucionales Comunitarios
| Relaciones humanas Pedagógicos
|
En este cuadro se muestran las 17 áreas de la vida en que se fundamentan los valores del ser humano.
En la clasificación anterior los valores morales son incluidos dentro de los valores de acción porque son los valores del mundo espiritual del hombre que están relacionados de forma inmediata con su práctica histórico - social, con su acción y su conducta para con los demás, para con su entorno natural y para consigo mismo.
José María García Guzmán, en " Educación y Valores en España", propone la siguiente clasificación:
Valores instrumentales: Son aquellos que sirven de medio para alcanzar otros valores superiores.
Valores vitales: Se refieren a la instalación del sujeto en el mundo y a su relación placentera con el entorno.
Valores sociales: Son los que tienen que ver con las normas de convivencia entre las personas y sus relaciones con ellas.
Valores estéticos: Se refieren a la creación de lo bello o su simple contemplación.
Valores cognoscitivos: Tienen que ver fundamentalmente con el conocimiento de la realidad y de las leyes que organizan esa realidad tanto externa como internamente.
Valores morales: Son aquellos que presentan una bondad o maldad intrínseca; son en el fondo, los que impregnan toda la escala de valores en un sentido, pues todas las preferencias se hacen sobre la base de que se consideran "buenas" para el sujeto o la colectividad o "justos" y aparecen como "derechos" o "deberes", siendo la elección entre los polos axiológicos la esencia de la "libertad"[21].
En esta clasificación se identifican de manera independiente los valores morales, es importante destacar el papel rector de los mismos en la actividad humana.
Aunque en este trabajo se hace énfasis en los valores compartidos por lo apuntado anteriormente, se ha realizado el análisis de diferentes clasificaciones porque los valores no se manifiestan de forma aislada, ellos son asimilados en un sistema, es decir, en combinación y dependencia unos con otros.
Los criterios para la clasificación en sistema de valores son disímiles, por el lugar que ocupan en la estructura de la personalidad, por sus objetivos, por su contenido social y personal, etc.
Es obvio suponer que al querer establecer y determinar cuáles son los valores que deben poseer el trabajador en una organización, se encuentra el problema de que la significación social del medio exterior puede ser tan extensa y tan variada que haría infinita la lista de valores que puede asimilar su formación.
Por tal motivo, es interés de esta investigación incursionar en el campo de los valores compartidos de una organización. En nuestro caso, la sede universitaria de Najasa.
Cabe la pregunta, ¿por qué valores compartidos en el contexto de nuestra sede?. Es necesario comprender que son aquellos valores que la dirección de la sede desea fortalecer para alcanzar los resultados y metas educacionales propuestas. Lo que no significa que estos estén fortalecidos. Solo que son válidos hacerlos prevalecer ante otros que pueden estar intrínsecos en el actuar de los trabajadores y que lo caracterizan. En ellos se encuentra una respuesta inmediata a los problemas puntuales que afectan el actuar y desarrollo del trabajo pedagógico y de formación ética. No se puede asociar valores compartidos con valores fortalecidos. Los valores compartidos absorben la complejidad organizativa, orientan la visión estratégica y aumentan el compromiso profesional, a la vez que constituyen una herramienta que permite identificar, promover y legitimar el tipo de cambio organizacional para lograr la implementación de las estrategias educativas, lo cual contribuiría a elevar la efectividad en el proceso pedagógico en las mismas.
1.14 VALORES COMPARTIDOS
La Declaración Universal sobre los Derechos Humanos de la ONU no hace más que recoger el común sentir de los hombres que reconocen los valores que dignifican y acompañan la existencia de cualquier ser humano. No se cree que sea mera retórica reconocer al hombre como "portador de valores eternos", es decir, de valores que siempre, siempre, han de ser respetados y compartidos.
En este caso la gestión de valores debe orientarse en la ayuda al trabajador para que aprenda a guiarse libre y razonablemente por una escala de valores compartidos con la mediación de su conciencia como "norma máxima del obrar".
Ello implica también ayudarle en la experiencia (personal e intransferible) de los valores, desarrollando esa "libertad experiencial" de la que habla Rogers, para que sepa descubrir el aspecto de bien que acompaña a todas las cosas, sucesos o personas; para que aprenda a valorar con todo su ser, a conocer con la razón, querer con la voluntad e inclinarse con el afecto por todo aquello que sea bueno, noble, justo y valioso.
Pero, al mismo tiempo, debería ir haciendo el difícil aprendizaje de la renuncia. Tendrá que aprender a sacrificar valores menos importantes por otros que le resultan más compartidos.
Dicho de otra manera, valores compartidos es lo mismo que educar moralmente, o simplemente "educar", porque son los valores los que enseñan al individuo a comportarse como tal, ya que sólo el hombre es capaz de establecer una jerarquía entre las cosas, y esto resultaría imposible si el individuo no fuera capaz de sacrificio y renuncia.
Los valores organizacionales se han venido formando en los trabajadores desde la fundación de su organización y que predispone a pensar, sentir, actuar y comportarnos de forma previsible, coherente y estable entorno a aquellas prácticas validadas por la experiencia y el aprendizaje organizacional.
El valor compartido es, la convicción razonada y firme de que algo es bueno para todos los miembros de una organización en un contexto determinado y bajo proyecciones educativas dadas. Esta comprensión permite que los valores compartidos se conviertan de hecho en una fuerza inductora de los cambios y transformaciones de las organizaciones educacionales. Ha sido precisamente la identificación de la fuerza de los valores compartidos organizacionales la que hace que se esté orientado al éxito del cumplimiento de los objetivos trazados.
Una vez identificados e interiorizados, los valores compartidos se convierten en guías y pautas que marcan las directrices de una conducta coherente que debe asumirse para alcanzar objetivos.
Los valores compartidos se convierten en indicadores del camino a seguir. De este modo, permiten encontrar sentido a lo que se hace, tomar las decisiones pertinentes, responsabilizarse de los actos asumidos y aceptar sus consecuencias.
Los valores compartidos auténticos, asumidos libremente, ayudan a aceptarnos como organización tal y como somos. Dan sentido a una organización y facilitan la relación madura y equilibrada con el entorno, con las personas, acontecimientos y cosas, proporcionándonos un poderoso sentimiento de armonía organizacional.
Los "Valores Compartidos" son enunciados esenciales, profundamente creíbles y están formados por aquellos "valores básicos" que deben "guiar e inspirar las conductas cotidianas de todos en la organización". Deben servir como mecanismo de autocontrol y cauce del proceso pedagógico que se realizan en cada organización educativa.
Los Valores Compartidos no sólo le dan sentido a la acción, sino que, además, le dan a cada entidad una fuerza única y particular de carácter e identidad. Dan pertinencia y caracterizan las ideas centrales alrededor de las cuales tiene que trabajar cada organización educativa.
En toda organización, como en todo grupo humano, pueden prevalecer muchos valores, pero los "Valores Compartidos" son los pocos valores críticos que deben servir de "eje" en el funcionamiento de cada entidad. Es importante reconocer que, sobre un "eje" no pueden girar muchas cosas porque si no el eje se rompe, se traba o no funciona, por ello los "Valores Compartidos" son los "pocos" valores críticos que tienen mayor peso o más impactan la Misión y la Visión de la organización[22]por lo que el conjunto de valores presentes en una organización hay que someterlos a un proceso de esclarecimiento e identificación para encontrar aquellos pocos que se quieren jerarquizar.
Salvador García y Shimón Dolan, en su libo sobre la Dirección por Valores en un análisis sobre que son realmente los valores compartidos afirman que son aprendizajes estratégicos relativamente estables en el tiempo de que una forma de actuar es mejor que su opuesta para conseguir nuestros fines, o lo que es lo mismo, para conseguir que nos salgan bien las cosos[23]
Según el Dr. Carlos Díaz Llorca, para poder jerarquizar los "pocos valores" que deben ser compartidos en las organizaciones, se considera necesario:
Partir de un diagnóstico del conjunto de los valores en que se mueve dicha organización. La realización de este diagnóstico puede llevarse a cabo a partir de que el grupo directivo principal identifique el conjunto de valores con los cuales trabaja una organización. Regularmente se identifica una lista grande de valores, todos de carácter positivo. Sin embargo, es recomendable también identificar aquellos de carácter negativo que puedan existir, porque sólo identificándolos éstos pueden ser neutralizados con el efecto de los valores de carácter positivo.
Complementariamente pueden agregarse a la lista otros valores que pueden resultar deseados, pero que no están presentes en ese grupo humano en particular.
A fin de poder llegar a identificar aquellos "pocos valores" que se deben jerarquizar dentro de la organización se puede, en principio, utilizar algún criterio de clasificación que ayude ha esclarecer , como el siguiente:
· "valores ético-morales", son los que definen cómo las personas se relacionan con los demás y responden a la pregunta ¿qué valores nos han permitido llegar a ser los que somos?;
· "valores prácticos", son los que definen cómo se actúa en el trabajo y responden a la pregunta ¿qué valores nos han permitido llegar hasta donde estamos hoy?;
· "valores de desarrollo", son los que definen cómo se genera, se crea y responden a la pregunta ¿qué valores nos han permitido lograr lo que hemos querido lograr?[24]."
Los valores se manifiestan en el proceso de toma de decisiones y como parte de estas, dentro de las acciones para declarar, objetivos y diseñar estrategias educativas, proyectos educativos. Los valores pueden servir de orientación para actuar en situaciones de incertidumbre, donde el compromiso marca pautas en el accionar.
El mejoramiento continuo de la educación cubana exige un cambio cultural donde los valores ocupan un lugar de alta significación, en tal sentido la puesta en práctica del trabajo educativo tiene que apoyarse en esa transformación.
Al tener en cuenta lo anterior se puede considerar que lo que da coherencia a una organización educativa es precisamente la claridad y consenso entre los objetivos educacionales y valores compartidos.
En tal sentido se requiere de un cambio de actuación no sencillo, el cual necesita de un liderazgo integrador de conocimientos y de una cultura general e integral.
Por tanto, un trabajo educativo basado en valores compartidos ya no es una interesante elección formativa: hoy es un imperativo para la supervivencia y para el desarrollo de la educación cubana.
El Dr. Carlos Díaz Llorca, en su obra Hacia una estrategia de valores en las organizaciones, ofrece un glosario de términos interesantes y aborda desde su experiencia una definición de valores compartidos con la cual se coincide en parte:
"Valores compartidos: son aquellos valores que han sido diseñados y están definidos como parte del sistema de valores y que tienen validez para toda la organización, así como que han servido para alinear a todos los trabajadores alrededor de ellos. Están formados por los valores estratégicos y los valores tácticos".
No obstante, como clasificación más que es, y que rompe con las restantes clasificaciones que van desde las más clásicas hasta las tradicionales, no es que estén formados por valores tácticos y estratégicos absolutamente, sino que, adquieren esa connotación al ser elegidos para alcanzar los objetivos organizacionales planificados.
Sin lugar a dudas, los valores compartidos son una fuerza integradora en la vida de los hombres, en los grupos, equipos de dirección y en las organizaciones educativas en general. Es por ello, que a través de la educación hay que ayudar a identificar y expresar su valores, conceptualizarlos, evaluar su estado, encontrar las causas que los afectan, tanto a estudiantes y trabajadores de la educación ayudarlos a identificar sus valores personales y evaluar y resolver las incongruencias que se den o existan entre valores individuales y organizacionales.
Es importante precisar a efectos de la investigación y de los fundamentos abordados, que el autor asume el concepto de valor compartido propuesto por el M.Sc. Luis Ángel León López, profesor de la Universidad de Camaguey en su tesis en opción al título académico de master en Dirección, donde afirma que:
Se consideran valores compartidos a: "todas las significaciones socialmente positivas para las organizaciones que se desean gestionar por la alta dirección y que ayudan a inducir el comportamiento de las personas hacia el alcance de la visión y los objetivos estratégicos trazados"[25].
No obstante, existen otras definiciones de valores compartidos que precisan más, a juicio de la autora, el concepto objeto de estudio abordado.
Es el caso del M.Sc Fidelio Félix de la Paz Leo, en su tesis en opción al titulo de Master en Dirección expone la comprensión de que valores compartidos donde afirma que son: todas las significaciones socialmente positivas para las organizaciones que se desean gestionar desde el presente por la alta dirección y sus miembros, para inducir el comportamiento hacia el alcance de los objetivos estratégicos trazados[26]
Más adelante hace algunas precisiones al respecto, y cito textualmente.
" Se hace necesario, hacer algunas precisiones para comprender mejor el fenómeno y ayudar en la interpretación de un tema que ha despertado polémicas entre investigadores que no pertenecen a esta línea de investigación, pero que tienen alta cultura científica y una basta experiencia académica e investigativa.
Se coincide que los valores compartidos expresan y portan significados positivos para la sociedad, tienden a la estabilidad y perduran en el tiempo, se jerarquizan según la significación para la época o el momento histórico concreto, para la sociedad, instituciones específicas y para una persona en particular que valora esa significación y la incorpora a su practica. También es cierto que estos se comparten por todos los miembros de una organización en particular en tanto y en cuanto estos formen parte de su tesoro cultural. Adquieren un carácter estratégico cuando la alta dirección a propuesta y en consulta con los subordinados, considera que pueden ayudar significativamente a enfrentar las debilidades y amenazas que circundan la organización y el universo de factores que la afecta. Otro elemento de considerable importancia, a la hora de precisar los valores compartidos de una organización, lo constituye la idea de pocos y vitales, para concentrar energías en ellos "[27].
A juicio de la autora, aquí se concretan ideas que ayudan a comprender el porqué y el qué de los valores compartidos en el ámbito de las organizacionales. Las sedes universitarias están consideradas como organizaciones educacionales.
En otras investigaciones realizadas más recientes el MS.c. Luis Ángel León López en la tesis de Diploma de la Lic, Yamila Ibáñez Rubio , aporta una interesante definición al fundamentar, que asume como valores compartidos y enriqueciendo el concepto tratado a: las significaciones socialmente positivas y comunes en un grupo humano que en diferentes magnitudes se manifiestan en una organización y que se desean gestionar desde el presente por la alta dirección, para solucionar los problemas que afectan su desarrollo e inducir el comportamiento de todos hacia el alcance de los objetivos estratégicos trazados[28]
Esta es una comprensión válida en el contexto de las Sedes Universitarias Municipales, puesto que se convierte en un elemento para poder identificar con mayor precisión aquellos valores que la dirección de la misma, apoyada y fertilizada la decisión con el criterio de todos sus miembros, deseen formar para alcanzar con éxito los objetivos educacionales trazados. Pero no cualquier comportamiento, sino que debe promoverse y desarrollarse el ético, que humaniza más, fortalece y consolida la convivencia entre todos los miembros de una organización educativa.
Esta comprensión permite precisar y a propuesta de la autora, que valores compartidos en el contexto de las Ciencias Pedagógicas, y de las Sedes Universitarias Municipales, institución educacional de vanguardia, puede comprenderse como: Las significaciones socialmente positivas y comunes que se manifiestan en una organización educativa y que se desean formar, para conducir el comportamiento ético de todos sus miembros hacia el alcance de los objetivos educacionales propuestos.
Conclusiones
El problema de la formación en valores ocupa un lugar esencial en las discusiones actuales en todos los ámbitos, no sólo se valora la necesidad de trabajar en esta dirección en los centros educacionales, que ha centrado su trabajo en los estudiantes. Hoy se impone la necesidad de formar valores en los educadores. A partir de aquí se comprende la necesidad de consolidar determinados valores que se deben compartir por ambos.
El funcionamiento de las organizaciones educacionales está determinado en alguna medida por los valores que posee, éstos funcionarán como un sistema operativo y de orientación. Por ello, la formación de los valores compartidos debe enfocarse a la creación de mecanismos, estrategias y proyectos educativos para acelerar el desarrollo y fijación de tales valores organizacionales.
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Autor:
Lic. Ramona Díaz Guerra
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